
El experto también afirma que la rapidez con la que estos aparatos han llegado a nuestras vidas de forma masiva ha impedido a los científicos hacer estudios pormenorizados de sus posibles efectos nocivos para nuestro organismo. Se me ocurre comparar la situación con la de los móviles. La gente ya parece que no se pregunta si los aparatos con los que nos comunicamos todos los días, y más concretamente su radiación, nos puede afectar negativamente. Por desgracia, si así fuera (espero que no), todos (incluído un servidor) lo comprobaremos en un futuro no muy lejano, porque los móviles son ya el pan nuestro de cada día.
En resumen, la tecnología avanza a veces incluso más rápido de lo que nos gustaría para poder controlar todas sus repercusiones. Piensen que páginas tan conocidas y tan habituales para nosotros hoy en día como Youtube, Tuenti o Facebook (en su versión española) tienen todas menos de 5 años. ¿Es cosa mía, o parece que llevamos toda la vida conviviendo con ellas?